Está terminando un año que transcurrió entre un salto de la crisis económica y política del sistema capitalista y el surgimiento de revoluciones democráticas en el Magreb y de procesos de movilización en los países centrales.
Aunque entrado el mes de diciembre nos estemos acostumbrando a escuchar el término “indignados” o “Plaza Tahir” de Egipto, no podemos perder de vista que son símbolos revolucionarios de la nueva etapa que vive el mundo y que hace tan solo menos de un año no existían en la realidad ni se difundían por TV.
Cuando iniciaba el 2011, la gran burguesía imperialista buscaba las formas para ir saliendo de la crisis que la acosa desde fines del 2007, pero a punto de entrar al 2012 la misma no solo no se detiene sino que se profundiza en el viejo continente poniendo en el horizonte la incertidumbre en torno a la continuidad del Euro, se mantiene una crisis de magnitud en los EEUU mientras los indignados se multiplican por las plazas de sus ciudades centrales y en medio de esta situación la crisis comienza llegar a China, Rusia, Brasil y los principales países emergentes.
En el seno de la clase obrera, que sufre los principales atasques en el corazón de Europa por los planes de ajuste, comenzaron también los procesos de organización y resistencia. Por eso tampoco podemos ignorar que las noticias que hoy recorren la prensa no eran las mismas el año anterior. Tal vez nos estemos acostumbrando a que lo normal es que se anuncien paros generales en Grecia, Inglaterra, Italia o Portugal. Lo que no era “normal” tan solo hasta ayer es la tónica que marca el hoy y seguramente el mañana también. Sin olvidar, que muchas de las viejas direcciones sindicales negocian con los gobiernos los ajustes, lo cual hace a las movilizaciones y paros obreros más genuinos merecedores de nuestro apoyo.
Y qué decir de la juventud, que se levantó por millones en Túnez, Egipto, España, Grecia, Chile o Colombia, por tomar solo los ejemplos más notorios de este 2011. La fuerza vigorosa de los que se ven sin presente y sin futuro y que a la vez despliegan toda su sensibilidad social, combinada con el hecho de tener menos ataduras conservadoras con las viejas estructuras políticas y sindicales, motivo que les da mayor libertad y decisión para indignarse. Esa juventud tendrá nuevas manifestaciones en el 2012, tal vez en los lugares menos previstos, y es semilla de nuevas camadas de militantes y luchadores antica-pitalistas.
El Seminario Internacional del PSOL en este contexto
Con este marco de un mundo cambiante y en ebullición llegamos días atrás al II Seminario Internacional del PSOL, una iniciativa muy positiva que actúa como factor de encuentro y socialización de experiencias y posiciones políticas de diversas fuerzas de la izquierda antiimperialista y anticapitalis-ta. Así como es positiva la propia construcción del PSOL como experiencia política unitaria de diversa corrientes, lo es más aún cuando se esfuerza en su internacionalismo, y en esta tarea juegan un rol importante nuestros compañeros del MES, integrantes del PSOL.
En el Seminario pudimos constatar en boca de sus representantes la magnitud de la crisis griega, del proceso revolucionario tunecino, de la represión en Pakistán, de la resistencia hondureña, de la heroica lucha palestina y de la enorme movilización chilena, con sus incipientes procesos de organización política como los compañeros del Partido Igualdad. Traigo estos ejemplos a cuenta, sin querer minimizar por eso otros países que también concurrieron y se expresaron. Pero lo esencial es que el seminario demostró la necesidad imperiosa de encontrarnos, de socializar, de debatir diversas posturas, de aprender y tratar de comprender el tiempo que viene. Y lógicamente, la necesidad de votar resoluciones que ayuden a los procesos en curso.
La necesidad de alternativas políticas y un polo internacional de los revolucionarios
Vivir una de las más profundas crisis del capitalismo no es sinónimo de sentarse a ver su final. Nada indica que así sea, sino hay fuerza política y social consciente que luche por el poder y por construir una nueva y superior sociedad. A quienes nos toca intervenir en esta crisis sistémica nos toca también una gran responsabilidad política. La de jugarnos enteros en cada lucha y a la vez el intentar construir alternativas políticas en cada país, que desde la izquierda se plantee sin ningún tipo de sectarismo disputar franjas de masas.
Para esto hacen falta propuestas de fondo y también la comprensión de saber unir diversas tradiciones y culturas políticas. En el mundo hay ejemplos de esta búsqueda, con la diversidad que cada país tiene. Así como está el PSOL en Brasil, también existe la experiencia del NPA en Francia. Los compañeros que construyen Syriza en Grecia, Die Linke en Alemania o el Bloque de Izquierda en Portugal. Están quienes construyen variantes laborista en Bielorusia o Polonia o los sectores que dentro del movimiento bolivariano en Venezuela, plantean un rumbo de profun-dización de la revolución, como nuestros compañeros de Marea Socialista.
En nuestro país, esa búsqueda existe en el intento de unir a las corrientes que a la izquierda del kirchnerismo quieran disputar amplia pero firmemente por el poder, búsqueda que se expresó estos años junto a Pino Solanas y Proyecto Sur y que en el futuro tal vez encuentre nuevos actores y formas organi-zativas. Como sea que la realidad lo permita, en todos lados es imprescindible el intentar este tipo de construcciones amplias y a la vez el fortalecimiento de partidos revolucionarios que lo impulsen, como en nuestro país hacemos desde el MST.
A la vez, entre la crisis internacional y la necesidad de un polo internacional de los revolucionarios hay una relación directa. Cada proceso de lucha o revolución pone blanco sobre negro la necesidad de una organización internacional que los apoye y se juegue a intervenir con fuerza. Ese polo de los revolucionarios, de los anticapi talistas y de quienes a su vez no queremos reeditar pequeñas sectas, bien pudiera comenzar a gestarse en este 2012 que está a punto de comenzar.
Nuestro partido, junto a compañeros de otros países con quienes compartimos una corriente internacional, ha comenzado un diálogo con los compañeros que encabezan la construcción del NPA de Francia y que se organizan en la IV Internacional, de tradición mandelista. Esperamos poder avanzar con ellos en un marco internacional común, basado en acuerdos importantes y también en el respeto a las diferencias y la diversidad de opiniones y tradiciones políticas. Y el mismo proceso de reagrupamiento estamos abiertos a recorrer con otras fuerzas y corrientes que también lo crean importante.
La crisis capitalista nos genera riesgos y oportunidades. Como en toda la historia de la humanidad los resultados no están predeterminados, sino fuerzas sociales que chocan y se enfrentan con final abierto. De ahí la importancia que las organizaciones revolucionarias asumamos nuestro papel con audacia, convicción y junto a los trabajadores y sectores populares que en el mundo luchan y se organizan.